EL PILOTO AUTOMÁTICO. Héctor Vega

Algunos piensan que el sistema capitalista se maneja mediante un piloto automático, por tanto da absolutamente igual que quienes acceden al poder sean demócratas o republicanos. Interrogados algunos economistas gurús del sistema se apresuran a decir que en materia de ingresos y gastos del Estado es el Congreso el que decide. Pero si el control se desarrolla en un contexto de leves mayorías, Senado para los demócratas, Cámara de Representantes para los republicanos, lo más seguro sería que el déficit fiscal lo maneje la Reserva Federal con una mirada a la inflación y otra a los mercados de tasas largas. Eso explica la reticencia de Trump y Harris a dar mayores luces acerca de cómo financiarán sus propuestas.

En un estudio de la PewCharitable Trust Stateline blog se argumenta que la pertenencia a clase media comienza en el punto en el que una persona (o familia) destina un tercio de sus ingresos para fines discrecionales, una vez que han satisfecho sus gastos en comida y refugio. En otras palabras, una persona que gana $3.000 por mes tendría 1.000 dólares libres después de haber pagado su hipoteca o alquiler, servicios públicos, y facturas de compras. En el tercio de gastos libres los autores de la investigación enumeran 7 logros de vida que ya no se podrán alcanzar: vacaciones, nuevos vehículos, obligaciones a pagar (tarjetas de crédito, préstamos estudiantiles, hipotecas, coches y deudas médicas), ahorros para una emergencia, ahorro para la jubilación, atención médica, previsión dental.

Sociológicamente, si se toma un mayor espectro de sectores sociales, pero fundamentalmente medios y bajos, en un período de 40 años (1971-2011) la clase media que representaba 61% se redujo a 50%. En ese mismo período los estratos altos se engrosaron en un 14% totalizando 20% y los estratos bajos crecieron a un 29% del total. Según los análisis de la Pew la clase media se redujo en todos los estados de US.

La gran contradicción es que un año antes de la gran crisis de 2008, los fondos de hogares representaban en el sector bonos 8,8% y en acciones y fondos mutuos 40,6%, es decir un total de 49,4%. Si a ello se suman los fondos de pensiones y seguros (30,9%) tenemos que prácticamente 80% de fondos, que sustentaban el sector financiero de la economía, pertenecía a hogares profundamente afectados por la crisis. Con ello se perjudicaba esencialmente sectores sociales medios y bajos. En síntesis, para esos sectores de nada vale tener recursos financieros si ellos en nada contribuyen a su bienestar.

La preferencia de los trabajadores señala que en el presente las grandes centrales sindicales son neutrales a la elección actual. Este balde de agua fría es lo que se desprende del discurso de O’Brien, presidente de los teamsters a quien los republicanos dieron una tribuna especial en su Convención. En 2016 los obreros del RustBelt de nueve estados del medio oeste y el este de US se inclinaron por Trump pero en 2020 dieron su voto a Biden. Es lo que Harris y Trump tratan de dilucidar en los estados bisagra (swingstates) de Michigan, Pensilvana y Wisconsin conocidos como el “muro azul”. Tampoco pueden descuidarse en los estados de Arizona y North Carolina.

No creo en un debate que, más por las incógnitas que las certezas que dejó, pueda inclinar la balanza en uno u otro sentido. La cuestión no es si el electorado que asiste a las manifestaciones se siente o no motivado por las propuestas de los candidatos, sino si acaso la gran mayoría que no participa está dispuesta a dejar sus hogares para ir a votar el martes 5 de noviembre.

Me temo que esto no funciona con piloto automático

Octubre 1, 2024

Deja un comentario